Editoriales rosarinas 112 Algunas alteraciones en la naturaleza de las cosas Amarás a tu padre por sobre todas las cosas Anestesia Barcelona-Buenos Aires Chechechela Cita en la espesura Ciudad y memoria Como alguien que está perdido Cotidiano CRUZAR EL ARCO Cuentos que soñaron tapas Del derecho a ser oído Desnudo pateando una moto Después del fuego Determinación El «Camba» Gil. La novela del Gauchito Gil El espantapájaros El manuscrito culinario de Leticia Cossettini El sol El taco de ébano El verano más largo del mundo En el umbral Esta no es mi historia EXEQUIAS FAMILY GAME FIAT 500 Fuegos en el cielo Gente así Humanidades INVITADAS La chica La ciudad de la torre Eiffel La feroz belleza del mundo La huésped La imposible realidad La mala fe y otras obras La montaña y la noche La muerte de la actriz La noche se presta para pegarle a un viejo La puerta La sombra del perfume La virgen de San Martín Las mujeres no peinan caballos Le Cucó Listz con araña Llegaría el silencio LOS BORDES DEL CIELO Los jardines espaciales Los libros de homero Maternidad intratable Memoria del polvo Memoria e identidad en las artes escénicas de rosario MICROFIBRAS Molinari baila Nadie es responsable Ni tan héroes, ni tan locos, ni tan solitarios Notas en un diario Opio en las nubes Pampa húmeda Par de seis Pasajes Por tu culpa más que un loco Praga de noche Prosopopeyas Pueblo Arroyo Bustos PUERTO PANDORA Punto de fuga Que el último pague la luz Quién no pensó en matarse alguna vez REM Respirar en secreto Rosario – Madrid Salón de billares Santo de saco viejo Sirena entre los dedos Taxi Teatro I Tetris Tiempo de amigos UN CORREQUETECAGAS Y UNA LEVITA UN LIMÓN SECÁNDOSE Una siesta Variaciones del fantástico VECINAS Vladimir va al paraíso VOY A MORDER HASTA QUE ME QUIERA Ya no pienso en el invierno Yo fútbol club Yo puedo solo Yo vivo así